Lo que le critica el establecimiento literario bogotano, rácano, miope, al borde del absurdo y condenado por un clasismo “intelectualoide” y falaz que devela poquedad, es en realidad su mayor fortaleza. Sabe comunicar sus ideas, es popular y vendedor. Mario Mendoza Zambrano (1964), un hombre esencial que transmite su mensaje a quien quiera escucharlo, como un Savonarola andino, fraile lúcido que quiere sacarle agua a las piedras y una pizca de bondad al lumpen. Sus maneras cálidas evidencian que es docente de verdad. Solo ese tipo de seres son…
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