La Columna de Mónica Miquel Nieto
Correo electrónico: mmiquelnieto@gmail.com
Me gustaría hablaros de los peligros de la auto publicidad literaria en redes, más concretamente, a través de Messenger, según mi propia experiencia.
Llevo prácticamente toda mi vida escribiendo, tanto poesía como cuentos y novelas, aunque como escritora con libros publicados soy bastante novata. Encontré una editorial tradicional el verano pasado y, desde entonces, llevo ya cinco libros en el mercado.
Mi editorial insistió en que debía publicitar mis obras a través de las redes sociales, para así ir consiguiendo lectores, poco a poco.
A pesar de que no tenía ni la más remota idea de cómo hacerlo, me puse manos a la obra. Empecé por unirme a diversos grupos literarios de Facebook, sobre todo de poesía. La mayoría de los grupos en los que participo son de Sudamérica y Centroamérica. En España hay pocos y en Cataluña, menos todavía. Busqué grupos literarios en los que pudiera escribir también en lengua catalana, ya que yo soy de Barcelona, y hablo y escribo tanto castellano como catalán. Como ya os he comentado, existen pocos grupos y no demasiado participativos. Está visto que la poesía debería popularizarse mucho más en mi país.
Otra de las formas que he encontrado de poder compartir mis obras es publicando en diversas revistas literarias, fundamentalmente sudamericanas, pero también he conseguido publicar en países como la India o Marruecos.
Después están los fabulosos programas de radio en los que recitan poemas. He conseguido que en algunos reciten algunos de los míos. La verdad es que es una experiencia preciosa, sobre todo por el modo de recitar tan bello que tienen. Pienso que esa es una bonita manera de conseguir que a los oyentes les suene tu nombre, aunque solo sea de pasada.
Más adelante, decidí aumentar el número de Amigos en Facebook. Hasta entonces, mi número de amistades era sumamente reducido y se limitaba a familiares y amigos de confianza. Pero, el que algo quiere, algo le cuesta, así que empecé a aceptar nuevas solicitudes de amistad, no sin antes ojear un poco por encima el muro de cada solicitante. Básicamente, me fijé en que no hablaran de política, que no criticaran a nadie y les gustara la poesía y la literatura, como a mí.
Esta primera fase fue bastante agradable y nada problemática. También empecé a publicitar mis obras y mis poemas a través de Instagram, aunque no lo domino tanto como Facebook, pero seguí recomendaciones de personas del mundillo literario que me aconsejaron que utilizara también esta red social.
El comienzo de mis pesares fue el uso de Messenger para contactar con estas nuevas amistades “literarias”. Aquí he encontrado de todo y variado.
Empecé por recibir peticiones de ancianas y ancianos que, no tengo ni idea de por qué motivo, querían legarme todos sus ahorros para que yo los destinara a obras benéficas. Sinceramente, me sonó a timo y les respondí que buscaran la iglesia más cercana a su casa para conseguir lo que me pedían.
Desafortunadamente, siguieron insistiendo en el tema y tuve que bloquearles.
Otro tipo de mensajes extraños eran los que querían ofrecerme préstamos, ofertas de corrección literaria, cursos para enseñarte a ser buena escritora, o venderme diferentes productos. En esos casos, opté de nuevo por el bloqueo.
En otra ocasión, una filóloga se dedicó a criticar uno de mis poemas y a decirme cómo debía escribir poesía. Me indicó que mi vocabulario era muy reducido y que debía emplear palabras más cultas. Le respondí que mi estilo era sencillo y directo. He leído mucho a lo largo de mi vida, soy maestra y bióloga, tengo vocabulario, lo prometo, pero es que yo escribo tal y como me nace del corazón y prefiero no andarme con rodeos ni emplear palabras que no suelo usar en mi vida diaria. Debo comentaros que admiro a los poetas que escriben de formas más enrevesadas que la mía, pero mi estilo personal es el que es, y no pienso cambiarlo. Mi forma de ser me impediría criticar un poema de otro poeta. Yo pienso que la poesía es algo muy personal y que merece nuestro respeto. Yo no soy quién para criticar las obras de otros. No existe una única forma de escribir poesía, afortunadamente. Para mí la riqueza de la poesía también está en su diversidad.
Por otro lado, y ya pasando a temas más serios, he recibido amenazas de denuncia y acoso en redes. En Messenger, un poeta me envió un poema y yo, con toda mi buena fe, le respondí con otro mío del mismo tema. Automáticamente, me amenazó con denunciarme por plagio cuando, os lo puedo jurar sobre la Biblia, mi poema y el suyo se parecían como un huevo a una castaña. Básicamente, en el tema, porque el contenido era totalmente diferente.
Me disculpé si le había molestado mi poema de respuesta y siguió insultándome y amenazándome con denunciarme. Le bloqueé de Messenger, pero, por despiste, no de Facebook, por lo que este Maestro y su Discípulo, pasaron a insultarme en mi propio muro. Todavía hoy en día sigo sin entender el porqué de esa actitud tan agresiva, ese odio infundido a través de las redes. Quizás se tratara de un par de misóginos, no sé, ni me interesa saberlo, sinceramente. Yo no soy así y espero no llegar a ser ese tipo de persona jamás.
Otra de mis aventuras como publicista literaria novata fue la de encontrarme con una mujer, joven y bella, que insistió en ser amiga mía a través de Messenger porque le gustaban las mujeres maduras como yo y, atención, atención: ¡Quería ser como yo! Como os podéis imaginar, aluciné ¿Ser como yo? Pero si ni siquiera me conoces. Le respondí que ella debía ser como era ella y yo seguiría siendo como era yo. Nadie es perfecto, y yo menos que nadie. Todos tenemos nuestras virtudes y nuestros defectos. Debemos aprender a querernos a nosotros mismos y mantener una buena autoestima. Ella insistió en el tema y, de nuevo, tuve que volver a utilizar la fabulosa herramienta del bloqueo. Que conste que no me gusta bloquear, pero a veces es la solución más sencilla y rápida.
Ahora sí, ahora quiero ir al meollo de la cuestión, las proposiciones amorosas. A través de Messenger he recibido muchas declaraciones de amor. Mi intención era mantener amistades literarias, poéticas. Dos personas, un hombre y una mujer, manteniendo una amistad a través de las redes sociales, una amistad basada en nuestro mutuo amor a la poesía, a la literatura en general. Llamadme ilusa, pero todavía hoy, creo que eso es posible. Mis respuestas ante esas proposiciones han sido variadas, pero, básicamente, les he contestado que no me conocían, que ni era tan bella ni tan maravillosa, que estaba felizmente casada y con hijos y que no buscaba nada más allá de una amistad literaria. Me apena saber que hay tantos divorciados, viudos, separados, que buscan una mujer, aunque yo creo que no en el lugar adecuado. Yo debo ser de las antiguas, de las que creen en el amor en directo y conociendo a la persona en todas sus facetas, no solo a través de Facebook.
Afortunadamente, también he encontrado lo que buscaba, personas, tanto hombres como mujeres, que aman la poesía y que están interesados en compartir sus poemas, comentarlos, disfrutarlos. En ese mundo es donde sí me siento cómoda y bien recibida.
No sé si lo estoy haciendo bien o mal, pero seguiré esforzándome en publicitar mis obras. Deseo compartir, tanto mis poemas como mis novelas, con el mayor número de lectores posible. Esa es la belleza de la literatura, la de compartir tu sentir, tus ideas, tus historias… Con infinidad de personas de aquí y de allá.
Jamás me he planteado el poder ganarme la vida escribiendo, hasta ahí llego, no soy tan soñadora ni ilusa, pero sí el poder llegar a ser medianamente conocida y poder llegar a un mayor número de personas. Sé que no es algo sencillo, sé que requiere trabajo, ¡Pico y pala!, como se dice aquí en España, pero estoy dispuesta a ello. Soy constante y trabajadora. Además, escribir me apasiona y es algo que me alegra el alma, os lo puedo asegurar.
Con toda esta disertación he querido mostraros los peligros de las redes sociales, en mi caso, de Messenger. Existen personas maravillosas que desean nuestra amistad, pero también podéis encontrar personas con otros objetivos, que tienen que ver muy poco o nada que ver con el mundo literario. A mí eso no me ha frenado, que a vosotros tampoco os disuada de intentar conocer a otros escritores, poetas, poetisas o aficionados a la poesía y a la literatura. Hay personas fantásticas ahí fuera, esperando compartir nuestro amor por las letras escritas. Al menos yo, no quiero perder la oportunidad de conocerlas y poder disfrutar de su compañía en redes.
Y ya para acabar, tal y como dice el nombre que le puse a mi blog literario, ¡Que la literatura nos salve!
AUTORA: MÓNICA MIQUEL NIETO (BARCELONA – ESPAÑA)
© DERECHOS RESERVADOS AUTORA

Mi nombre es Mónica Miquel Nieto, mujer de 53 años, residente en Barcelona, escritora y poetisa.
Toda mi vida he sido una lectora empedernida, de todo tipo de libros, pero sobre todo de novela histórica, novela fantástica y poesía.
De pequeña gané algunos certámenes literarios y ahí quedó todo. No he dejado de escribir nunca, pero no fue hasta el confinamiento causado por la pandemia de Covid-19, cuando decidí intentar publicar mis obras.
Escribí a algunas editoriales hasta que, finalmente, la Editorial Alvi Books confió en mis posibilidades y se arriesgó a publicar 5 de mis obras. Al ser una persona absolutamente desconocida, es algo que les agradeceré siempre.
Participo en algunos grupos literarios de Facebook y he publicado en algunas revistas (Escritores Rebeldes, Las Alas del Cóndor, CLIVAR, Netrazol Literary Magazine…).
He colaborado con algunos poemas en el canal de meditación de Youtube e Instagram Medita i Respira.
También se han escuchado mis poemas y fragmentos de mis obras en programas radiofónicos, como por ejemplo en La hora de la verdad de TuradioValencia.com, La Enamorada Radio o Radio Alfa Omega de Mexico.
Mi intención es darme a conocer y conseguir lectores para mis obras publicadas. Hay una sexta obra en proyecto.
No dejaré de escribir, porque para mí el hecho de hacerlo, es tanto una necesidad como un placer.