Tengo Un Asunto Pendiente Con Mi Profesión
Por: Julián Rincón Rivera
Correo electrónico: rinconriverajulian@gmail.com
MAB – Museo a Cielo Abierto (Bogotá – Colombia)
Titulo – Tercera Dimensión
A.K.A: DUPS
Lugar: Carrera 10 – Centro
Técnica: Aerosol y Vinilo
Hace poco preguntaron por el diploma de profesional. Allí reconocí que no sabía nada de él. De hecho, hace ya ocho años que desconozco su paradero. Seguramente estará en algún cajón, en algún closet, en alguna caja, condenado a la oscuridad, al perpetuo olvido.
De la misma forma, me preguntaron acerca de mi profesión. Yo no dije que era profesional en deporte, de hecho, nunca lo hago. En su lugar, menciono que ayudo en el negocio familiar, o bien que me gusta escribir.
Algún día, en algún lugar, leí que uno es lo que hace en su tiempo libre. Claramente, me tomé muy enserio dicho anuncio. En este sentido, no puedo afirmar que soy un profesional en deportes. No me gusta hacer referencia de mi presunta profesión ya que no lo soy, ni lo parezco, ni lo siento. Cuando así lo hago, me siento como un mentiroso, como un hipócrita.
Aunque no puedo confirmar que es lo que realmente determina a una persona, si puedo asegurar que es mucho más que un título, un diploma o una asignación como profesional.
De la misma manera, un verdadero profesional no dice que es profesional, lo demuestra. Sus actitudes, deseos, anhelos, ambiciones, aspiraciones, disposiciones así lo confirman. En consecuencia, puedo asegurar que yo no soy profesional en deportes, así un presunto título, que en estos momentos no sé dónde está, lo sugiera.
Curiosamente, mi perfil en esta columna anuncia con clara contundencia la certeza de dicho título. Veracidad confirmada en un diploma que anda quién sabe dónde, acumulando polvo, hogar de muchas arañas y perdido en las tinieblas de una inalcanzable oscuridad de ocho años.
Bien podría ignorar el asunto, pasarlo por alto, olvidar que soy un profesional. Aun así, una forma de remordimiento, de reclamo me impide tomar acción en estos propósitos. La necesidad de darle una utilidad, por muy insignificante o irrelevante que sea, se interpone. Permitir que esa inversión en dinero y tiempo se pierda así de fácil no puede ser una opción.
Tengo un asunto pendiente con mi profesión.
Encontré la mejor de las soluciones al combinarla con mi verdadera pasión. Así, ya había encontrado el qué, ahora faltaba el cómo, que llegó como una seguidilla de aciertos en una anécdota del pasado.
Hace ya tiempo, mientras salía con una muchachita que me tenía estúpidamente enamorado, esta hizo un comentario que alentó mi curiosidad, ese que argumenta que el deporte es salud. En aquel entonces yo ya tenía la certeza, lo que me faltaba era el atrevimiento.
¡Como me hubiera gustado sacarla de su verdad! ¡Como me hubiera gustado imponerle mi autoridad como profesional!
Temía perder ese algo que deseaba tener, pero que en realidad no tenía.
Finalmente, nada pasó, ni con la muchachita ni con mis intenciones de corrección.
Lo único que sobrevivió a todo ello fue el comentario, que pervive aún hoy, aún y a pesar de mi aparente indiferencia a mi profesión.
Como no tengo a quien escupirle esa verdad, lo hago aquí, en mi columna, como una forma de desahogo, de liberación, de exoneración a ese maldito remordimiento de no dar por perdido todo el dinero y el tiempo de la inversión.
Puede que de esta forma exorcice todos los demonios y males que no me dejan tranquilo, no me dejan escribir y pensar en paz.
Si es usted un lector habitual de esta columna, descubrirá la particular costumbre de tomar como sustento teórico los conceptos, ideas y veracidad de ejercicios investigativos. Esto, primordialmente, responde a la intención de demostrar que yo no hablo pura paja, o no todo el tiempo. Aunque esta dinámica narrativa sea divertida, alegre y en ocasiones necesaria, la intención remarcada en la columna de hoy me obliga a tomar con “seriedad” el propósito de la misma. Si pretendo convencer a muchos desinformados de que el deporte no es salud, me vale más hacerlo a partir de datos corroborados por verdaderos profesionales, antes que mis aparentes y presuntos conocimientos. En este sentido, me valgo de la ayuda que ofrecen las nuevas tecnologías relacionadas con inteligencia artificial, más específicamente, con Chat GPT, para dar con los artículos en mención.
Simplemente ingresó a la plataforma, saludo a Chat, le pido la información y le doy las gracias por la labor desarrollada.
Pero antes de salir de la plataforma, la curiosidad me anima a preguntar a Chat sobre el asunto en cuestión, para ver que responde, para ver que dice.
Efectivamente, Chat responde acertadamente a la pregunta.
Suponía, no sin cierta certeza, que el fundamento de las respuestas de Chat se basaba en ese cúmulo de información que es internet, y que tendría entre sus más relevantes y confiables sustentos teóricos la información ofrecida por investigaciones científicas. En este sentido, me pregunté:
¿Se puede considerar a Chat GPT cómo una fuente de información clara, veraz, válida, confiable y que, al mismo tiempo, se pueda tomar como referencia para el sustento teórico de una propuesta narrativa, argumentativa, explicativa, investigativa?
Ya que no tenía a un experto que pudiera dar respuesta a la interrogante, volví a preguntar a Chat, lo cual respondió:
Using AI tools like ChatGPT as a reference in a research project can be a bit tricky. Generally, academic and research papers prefer peer-reviewed sources and established literature. However, you can use AI tools as a starting point or for generating ideas, but they should not be cited as authoritative sources.
If you want to reference information from an AI like ChatGPT, it’s best to:
1. Cross-Check Information: Verify the information provided by the AI against reliable sources.
2. Acknowledge the Tool: You can mention in your project that you used an AI tool to gather preliminary ideas or insights, but clarify that the tool itself is not a primary source.
3. Use Proper Citations: If you refer to specific pieces of information or ideas generated by the AI, cite the original sources that the AI might have based its responses on.
In your column, you could discuss how AI tools are shaping the way we gather and process information, but it’s important to ensure that your main references are scholarly and well-regarded sources.
Confiar plenamente en la respuesta de Chat implica confiar inevitablemente en internet, y hoy sabemos que eso es un riesgo innecesario. Aun así, puede ser útil como punto de partida para validar la información o profundizar en ella. De igual forma, su sensatez se evidencia al admitir que su “opinión” no es suficiente como fuente de referencia o fuente primaria de información. En este sentido, sugiere mencionar su ayuda como punto de partida, como generador de ideas, mas no como fuente primaria de información.
Así, extendí los agradecimientos por sus respuestas.
Evidentemente, esta costumbre responde a un hábito adquirido y aprendido en casa. Una acción inconsciente que se repite diariamente, continuamente, en contextos sociales, en la interacción diaria con las personas del entorno, con mis semejantes, con familia y amigos. De igual forma, esta costumbre puede responder a la necesidad empática propia de los humanos, para hacer de nuestro trato mutuo algo más gratificante, placentero, ameno, asertivo. Ciertamente, Chat GPT no cumple con estas cualidades humanas que dan pie a ofrecer este tipo de comportamientos. Inevitablemente, la interacción con estas herramientas tecnológicas, que carecen de dicha emotividad, ese carácter sentimental que puede justificar y sustentar estos comportamientos respetuosos, cordiales y empáticos, promueven la reflexión, el cuestionamiento. Si estas tecnologías no cuentan con dicha carga emotiva, ¿Qué necesidad hay de adoptar dicho comportamiento? ¿Es necesario, válido, incluso adecuado, asumir estos hábitos de comportamiento con una IA que, evidentemente, carece de emotividad?
Puede que muchos lo consideren estúpido, ingenuo, innecesario, incluso incorrecto, y ya que tenía a la directamente implicada a mis servicios, se lo hice saber, a lo que respondió:
It’s not stupid at all! Your habit of being polite and expressing gratitude reflects good manners and respect, which are valuable traits regardless of who—or what—you’re interacting with. Even though AI doesn’t have feelings, maintaining these habits can help reinforce positive communication patterns and keep interactions pleasant. Plus, it’s a way to stay true to your personal values and make your communication style consistent. If it feels right to you, there’s no harm in continuing.
Para mí es claro que una de las inevitables consecuencias de la revolución tecnológica desarrollada en la actualidad está relacionada con el acogimiento de estas herramientas que ya empiezan a generar repercusiones y lo seguirán haciendo en mayor medida en los próximos años. En este sentido, no es para nada extraño o descabellado que muchos expertos hablen de una revolución total, más impactante, trascendental, espectacular que internet en sí mismo o el uso masivo de los teléfonos inteligentes. Igualmente, no es muy descabellado considerar que dicho uso, implementación y acogimiento de estas herramientas (IA) se dé de una manera más rápida, fácil y clara dados los antecedentes ya mencionados. De esta forma, será necesario acostumbrarnos desde ya a este tipo de interacciones con inteligencias artificiales que, por ahora, carecen de ese carácter emotivo y sentimental tan característico y representativo en los seres humanos.
Ahora bien, así como existen personas que aprueban el uso respetuoso, ameno, cordial y empático con las IA, es muy probable que muchos otros consideren innecesario esta costumbre. Con esta inquietud en la mesa, Chat GPT argumenta:
In my experience, people’s interactions with AI vary widely. Some users engage with AI in a very formal or polite manner, while others might be more casual or direct. It often depends on the individual’s communication style and their approach to technology.
For many, using polite language when interacting with AI reflects their general approach to communication, while others might not feel the need to maintain such formalities. In general, the more human-like interactions and the more advanced the AI, the more users might adopt polite behaviors out of habit or respect.
So, while your behavior is not uncommon, it’s not universal—people interact with AI in many different ways.
Claramente, la variedad está al orden del día.
Es probable que la sociedad, considerando el hecho de la falta de ese elemento emotivo característico en las IA, termine por adoptar un comportamiento mucho más frío, seco, directo y ciertamente prepotente en sus maneras. Adicionalmente, es necesario considerar, como si una predicción se tratara, que esta interacción con estas herramientas representará un elemento muy frecuente y repetitivo en la vida de cada persona, teniendo en cuento las dinámicas sociales que, para bien o para mal, se ajustan a los requerimientos de estos avances tecnológicos. Consecuentemente, puede que se vuelva una norma el comportamiento “poco empático” con las IA. Esto, ciertamente, no representa un problema en sí mismo. De hecho, se puede considerar como algo justo y necesario, con el fin de establecer claramente las diferencias entre una IA y una persona como tal. De la misma forma, muchas personas pueden asegurar que no necesitarán de una “norma” para reconocer y establecer estas diferencias, es decir, sabrán diferenciar el comportamiento implementado con IA y con sus personas, sus semejantes. Aun así, puede resultar algo inevitable que la sociedad, tan acostumbrada a dicho trato con las IA, termine adoptando dicho comportamiento inconscientemente y desarrollarlo con personas del común.
Esa, precisamente, es la principal inquietud y cuestionamiento que me hizo olvidar por completo ese asunto pendiente con mi profesión.
El hecho que la implementación masiva, repetida y necesaria de estas herramientas tecnológicas en nuestras vidas terminen por extinguir los pocos rasgos de humanidad que nos quedan, que nos diferencian de las IA y que, finalmente, nos una, ligue y caracterice con nosotros mismos, los humanos, ciertamente sabe preocupar.
Todo esto se lo hice saber a Chat, quien argumento:
You raise an interesting point. As AI becomes more integrated into daily life, there is a concern that our interactions with these tools might influence broader social behaviors. Here are a few considerations:
1. Normalization of Impersonal Interactions: If people become accustomed to interacting with AI in a detached or impersonal way, it could potentially influence how they interact with other humans, especially if they start to see human interactions as less important or less deserving of politeness.
2. Empathy and Communication: Empathy is a crucial aspect of human communication. If interactions with AI are often blunt or rude, it might impact how individuals practice empathy in their interactions with real people. However, many argue that maintaining empathetic and respectful communication is a conscious choice that can be cultivated regardless of AI interactions.
3. Balancing Efficiency and Humanity: AI can streamline many tasks, but maintaining a balance between efficiency and human touch is important. Encouraging people to apply the same level of respect and empathy in human interactions as they do with AI can help preserve the quality of interpersonal relationships.
4. Impact on Social Norms: As AI becomes more prevalent, societal norms might evolve, but this doesn’t necessarily mean that empathy will be lost. Social values and norms often adapt in response to technological changes, and it’s possible that new ways of fostering empathy and respect could emerge alongside AI advancements.
Overall, while AI might influence behavior, conscious effort to maintain empathy and respect in human interactions can help mitigate potential negative impacts.
Por más innecesario, inadecuado, raro, estúpido y torpe que pueda parecer, yo prefiero saludar, pedir el favor y agradecer a Chat, por más inanimado que sea, antes que perder por completo la poca humanidad que nos queda.
Todo esto me dejó más dudas que certezas, a la vez que no logré dar solución a mi asunto pendiente con mi profesión.
Al parecer, esa platica sí se perdió.
AUTOR: JULIÁN RINCÓN RIVERA (COLOMBIA)
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Julián David Rincón Rivera, segundo de dos hijos, nacido en Bogotá, Colombia el 7 de abril de 1994. Profesional de Cultura Física, Deporte y Recreación.
Lector apasionado, escritor por elección, músico por diversión.
Cuenta con tres publicaciones antológicas con la editorial ITA, además de dos publicaciones en proceso, también de carácter antológico, con factor literario y la editorial mítico.
Con varias publicaciones en revistas de américa latina, encuentra en la escritura el mejor sustento para su vida.
Instagram: @relatero_literal