Fue una promesa que Claudia Arboleda, nos cumplió con creces. Su entrevista fue un éxito de consultas, lecturas e interacciones. (Para consultarla, Haga Clic Aquí) Pero los lectores nos pidieron, casi nos exigieron, una ampliación de cartas o extractos de las mismas; difícil asunto teniendo en cuenta que muestras de este género escasean; es bien sabido que sobran autores y faltan agallas para enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestros fantasmas a través de una epístola: una carta hecha con el corazón, significa que estaremos, así sea un instante, desnudos en medio de una multitud.
Tras su entrevista en Escritores Rebeldes, Claudia fue invitada por sus pares a participar en un encuentro del grupo “Noches de tertulia – café Bar Arábigos”, que lidera la Profesora Flor Anamaría Caballero. Este hecho reforzó su tarea de rebuscar entre baúles y carpetas escritos para encontrar más cartas que hoy nos permite leer.
Sin más “carreta”, los dejo con esta muestra de una mujer que se ha reencontrado con la autora; una escritora que expresa desde la experiencia, un alma libre que nos evidencia a través de sus palabras.
Gracias por hacer palpable tu palabra, respetada Claudia.
AMOR Y DESAFÍO
Por: Claudia Enelia Arboleda Barrios
CARTA DEL ADIOS (1)
Me voy de ti ¿por qué? Porque estoy aburrida de esperar lo que no ha de llegar. Cansada de tender las manos tan solo para dar. Porque estoy desilusionada de ti y de mí.
De ti, que no eres capaz de ser constante, de tener voluntad para dejar a un lado personas que impiden la serena fluidez de nuestro amor.
Desilusionada de mí que he sido débil e ilusa. Te he dado tanto que creo no poder llenar la copa que me están ofreciendo… ¡Si, tanto te he dado!
Me voy de ti porque alguien espera que me refugie en su alma, para darme ese calor y soporte que me has negado.
Hasta ahora lo he apartado temiendo no tener suficiente amor que darte. ¡Ya no más! Desde este momento mis pensamientos, esperanzas y besos serán para él.
Lo apartaría definitivamente de mi lado si tuviera la certeza que la apartas a ella. Sé que no lo harás. No lo alejo. Tú tienes la culpa de nuestra cercanía y desde ahora estoy toda con él.
Una cosa te aseguro. Nuestra vida juntos no será fácil olvidarla por una elemental razón. ¡Te amo! Pero lo que es más importante, ¡te olvidaré! Y me ayudarán a hacerlo. ¿Quién? Él.
Adiós, sin lágrimas ni quejas.
CARTA AL NUEVO AMOR (2)
El pensamiento aflora con la palabra y éstas que te escribo hoy son para decirte que ocupas a centro de mi pensar. Has ocupado el lugar donde antes solo había dolor y desesperanza.
Llegaste ahí cuando cavilaciones y recuerdos anulaban mis sentimientos y ansías de amor. Agradezco a la Providencia su presencia.
Mi único deseo es que seas feliz conmigo, ser yo feliz contigo y que la felicidad de los dos, sea el reflejo de la felicidad divina.
Quiero que cada palabra pronunciada, ca acto realizado tenga el sello de una maravillosa existencia, para así alcanzar la profunda alegría que da un sentimiento bello y compartido.
Entregándote mi sentir y… esperando el tuyo.
FELICIDAD (3)
Cariño mío:
Han transcurrido treinta días desde nuestro primer paso juntos. Treinta días que se han clavado en mis sentimientos, confirmándome la existencia de un ser superior bondadoso que compensa nuestros sufrimientos con inmensas alegrías.
Ha sido un mes diferente. Un mes cuyos días han amanecido con la luz de la esperanza y se han apagado con la graciade un hermoso recuerdo. Y, ¿sabes por qué?
Porque hemos compartido pequeñas vivencias que han cimentado nuestra amistad, nuestros labrios han encontrado el sereno placer de un besar sentido, nuestras manos se han unido fortaleciendo el amor compartido.
Me pregunto se es ilusión mía o realidad de los dos.
Pido a la Providencia que tu realidad y mi realidad hoy y solo hoy, sean la misma. El mañana es nuestro mañana.
Entregándote mi sentir y… esperando el tuyo.
HISTORIA (5)
Hace tiempo escribí esto con el más profundo sentimiento de triste amor.
Amor mío:
¿Recuerdas aquella niña que ofendimos con nuestro amor? Te lo pregunto porque quiero que hagas memoria de todo lo nuestro. Cómo empezamos; lo que nos hemos dicho, hecho y demostrado en estos cuatro años juntos.
Si ya recordaste aquella niña, te acordarás que se fue triste y desilusionada de ti y de mí. Tú la hiciste mujer y su mejor amiga, yo, se enamoró y correspondió a tu deslumbrante amor. ¿Te das cuenta como empezamos?
He pagado con creces las lágrimas de esa niña. He tenido que sufrir en silencio para tenerte a mi lado. Tengo parte de culpa, pero tú, escudado en ella, me has herido sin límite.
No olvido tus besos y caricias. Tan sólo ojea tu conciencia y reconoce – para ti únicamente si quieres -, que por un beso y una caricia me debas injustamente quince o más días de silencia e indiferencia.
Cierto que en una ocasión me pediste me casara contigo y ahora que insistes, como única posibilidad de tenerte junto a mí, sin lágrimas ni frío, te respondo nuevamente, no.
No, porque tengo la certeza que no dejarás a un lado esas terceras personas y porque anida en mí el temor de que solo quieras hacerlo ara prolongar tu imagen: Un hijo.
Deseo por encima de todo estés seguro y me des esa seguridad, de que te casas conmigo por amor. Fíjate. Por amor. Solo amor. Porque con amor podremos educarnos juntos. Con amor cada vivencia que compartamos, cada cosa que hagamos llevará un sello de maravillosa existencia. Increíble que esté expresándote tal ansía de puro amor, cando ambos sabemos que soy tan distante y escéptica como tú.
¿Por qué persistes en casarte conmigo? ¿Qué esperas de mí? ¿Qué me exiges? ¿Paciencia? ¿Tolerancia?
Te voy a confesar algo. Me gustan tus locas propuestas. Me gustan tus rabietas injustificadas, tus abrazos silenciosos, tu deseo reprimido… Me gustan tus canas, tu naciente madurez, tu mirada distraída. Pero no creas, no todo se va en gustos. Me disgusta profundamente tu capricho por ella y todo aquello que nos aparta. Tu mutismo repentino, tu caprichosa posesividad, tus ausencias frecuentes…
Esos y otros disgustos, que tu conoces bien, no me dejan seguir junto a ti y menos aún anclar mi vida a la tuya. Será muy difícil renunciar a ti; porque te llevo en mi.
Porque después de días de interminable silencio, regresas. Regresas impulsado por el incierto encuentro con el fiel y terco sentimiento. Y, ¿yo? Yo también vuelvo… vuelvo a quererte, a perdonarte mis más profundos sufrimientos creyendo otra vez en ti; en tu voluntad para quererme a mí y solo a mí.
Me niego a sufrir más ausencias, engaños y efímeros regresos. ¡No regreses! ¡Vete definitivamente! ¡No me busques!
Si insistes, reflexiona sobre todo lo que ahora te escribo y muchas veces te he dicho. No te exijo cambies radicalmente sí que aceptes tus más recurrentes fallas. Si lo haces, corre a mí, el camino a mi alma será solamente tuyo.
Si nada aceptas, vete de mí para siempre, quítame de tu pensamiento que yo haré lo mismo. Porque temo que el cansancio de mi espera y tu negligencia para salvar nuestro amor, aniquilen mis sentimientos hacia ti.
Ten presente que hoy te amo y que de ti depende el que mañana miremos juntos el mismo horizonte de felicidad.
Obtuve por respuesta un sepulcral silencio y la certeza que no recogerá el fruto de a semilla que olvido regar.
HERIDAS (7)
Siento dolor en mi alma. Siento romper el infinito con las astillas de mis sentimientos.
Nunca pensé pasara. He resistido tanto desamor, tolerado tanta indiferencia que me creía fuerte ante cualquier agravio. Pero no. No he resistido este golpe y finalmente, me derrumbé.
Soy un ser humano con defectos y cualidades. Las cualidades hacen de mi un ser respetuoso consigo mismo y con todo aquel que le rodea, más aún si lo ama. Esto lo siento en la gente, menos en ti.
Me di cuenta, tal vez demasiado tarde, que no te respetas. Esa es tu gran falla. La causa que no respetes a nadie ni a nada. ¡Aprende a hacerlo!
¡Y solo! Porque el amar y respetar sin flaquear durante siete años, con la fuerza de dos sentimientos ha dejado en mí, negligencia y cansancio.
Me pregunto si tantas veces te indiqué tus infantiles errores, si tantas otras vi comportamientos equivocados, ¿no pude identificar la raíz de todo?
Tal vez la ilusión y el deseo de saberte extraordinariamente perfecto… O la esperanza que muy dentro de mi anidaba, saberme tuya y tu mío por encima de cualquier error humano…
No me arrepiento ahora de nuestra existencia juntos. Aunque tengo el corazón árido y el orgullo raído, solo trato de odiarte para arrojar de mi voluble razón, la necesidad de olvidarte.
Tu sin saberlo a ello me has conducido. Y esa es otra de tus fallas. Eres un ignorante voluntario de los sentimientos que no sientas tú aunque a ti vayan dirigidos.
Estas son palabras que estoy segura no escucharías. Porque siempre te has negado a escuchar a alguien diferente a ti. Por ello te escribo, con la esperanza que leas una y otra vez el llanto de mi alma.
Así, con dolor, pero con voluntad, te digo adiós. Un adiós rotundo, un adiós que tal vez producto en tu vida un por qué más arrinconado en el olvido.
Esta vez con la dureza que forja la desilusión, te alejo definitivamente, esperando aprender a odiarte para no olvidarte.
Adiós.
OPORTUNIDAD (9)
Estas palabras son el último recurso que utilizaré para tratar, nuevamente, de hacerte comprender la situación que quizá por apatía o conformidad no quieres afrontar.
¿Qué está ocurriendo con nuestro amor? ¿Es tan frágil que no resiste la distancia ni la cercanía inevitable de otros seres?
Responderé por mí, recordándome que te había alejado definitivamente.
Creía mi amor inmutable a distancias y obstáculos, límites y sentencias. Pero es débil. Y no es que haya logrado morir. Es que están calando en él tanta ausencia, silencio y dureza.
No te quiero siempre a mi lado. Necesito sentir que estamos juntos y aún en la lejanía, nos tenemos mutuamente. Te necesito justo en tus palabras y actos. Cálido y objetivo en tus observaciones.
¿Es tan difícil? O, ¿es que estoy exigiendo de ti algo que solo en mi existe y tu no tienes o no quieres compartir conmigo?
Necesitas recapacitar. Saber si quieres ofrecerme lo que necesito y sin exigencias quiero.
Ya recapacité. Tercamente te amo y te necesito. Sin embargo, no estoy dispuesta a compartirte, a tenerte por contados momentos y saberme en el rincón del olvido y la ocasión. Esta es mi decisión.
¿Más claramente?
Te quiero solo mío, constante, justo y enamorado.
¿Recapacitarás?
Tuya si estás dispuesto a no perderme.
PERSISTENCIA (11)
Nunca olvidado amor:
¿Cómo es posible que aún, después de tanta vida em emocione al escucharte, me inquiete ante la certeza que aún piensas en mí?
Pero, sobre todo, hay una pregunta que me atormenta. ¿Por qué me recuerdas si nuestro amor nunca respondió a las exigencias? Creció alimentándose de lo que los dos quisimos darle, con o sin egoísmos. Por eso fue muy de los dos.
Los dos hicimos de él algo a la luz del sol, sombrío. Dejamos para nosotros la calidez de las miradas, la suave sensación de las caricias, la seguridad de los abrazos. Más aún cuando miradas, caricias y abrazos no envolvían y nos dejaban en el mundo del amor pleno. Aquel amor que tú me enseñaste y el cual cultivaste a tu manera, para mí.
¿Por qué insistes en llamarme? ¿En hacer que los recuerdos, guardados muy en el fondo de mí, casi en el olvido, recobren su sitio en mi existencia?
Me quisiste de una forma muy particular y yo lo acepté. Y aprendí a quererte igual. ¿Por qué ahora, cuando hiciste tu vida, cuando la distancia había colocado entre los dos tiempos y otros seres, sigues presente en mí?
Casi nunca obtuve respuestas concretas. Y sé que ahora tampoco.
Hay otra vez ilusión en mí.
Las pocas horas que faltan para el reencuentro están inmersas en eternidad para este amor que solo agoniza y renace ante cualquier manifestación tuya.
Que contradictorio. Quiero que llegue ese momento para quererte.
Para quererte no como tu me enseñaste. Porque tu le enseñaste a la niña y quien ahora quiere amarte es la mujer. Esta mujer que muy seguramente es una desconocida para ti. Que quizá lo único que tiene en común con aquella niña, es su fiel amor.
Amor fiel pero más calmo. Más consciente de su propia necesidad. Más responsable consigo mismo. Los años han pasado y han marcado en él serenidad, paciencia y la inalterable esperanza.
Aquella locura con que te amaba en ese entonces y que me pediste conservara para todos los días de nuestra vida juntos, es tan solo un recuerdo.
Me pregunto ahora, ¿Cuál vida juntos?
¿Esa que podría comenzar con nuestro reencuentro?
Porque la que planeamos, se perdió en el tiempo y en la vida con otra gente.
¿Por qué razón? Tu conoces mejor la respuesta.
No deseo reclamarte.
En realidad, lo único que deseo es volver a estar a tu lado. Refugiarme en tus brazos. Reconocer mi cuerpo en tus labios y manos. Oír el clamor de mi piel, por dormitar junto a ti.
Estoy anhelante de ti. No me avergüenzo. Estoy decidida a vivir lo que definitivamente es mi sentir, incluso por encima de mis tantas desilusiones y desesperanzas de ti. No tengo dudas ni temores.
Solo tengo mi terco amor y mi deseo para ti. Siempre han sido tuyos y eso tu, desde el inicio de nuestra historia, lo has sabido. Por más que he tratado de esconderme en otro amor o simplemente, sentir el calor de otro cuerpo, no he podido. Algo en mi se ha negado a permitirlo.
Y ese algo ha sido mi amor y deseo fundidos, de ti.
De ti que nunca soportaste con voluntad la tentación de ser esencia de otra alma, de estar en otro cuerpo. De ti que no luchaste por sostener férreamente lo que habíamos creado para los dos.
De ti que con recuerdos y ansias de amor viejo, impones constante tu presencia en mi.
Seré tuya una y otra vez. Cada vez que pueda, robrare a nuestra existencia ese momento. Olvidándome de otras vidas, de sentimientos ajenos inclusive tuyos.
Olvidándome también que día a día lucho por ahogar este amor y deseo que sobreviven sin piedad en mis pensamientos y actos.
Voy a amarte. Es mi decisión de siempre.
Pero…
Con todos los peros
Peros más peros menos
Pero
Yo
Te quiero
Pero

Javier Barrera Lugo, nació en Bogotá (Colombia). Editor General de Escritores Rebeldes. Siempre buscando el final de la línea del horizonte que forma la mar océana. Escribidor de oficio y corazón, admirador de los cronistas de indias que describieron a través de letras la fantasmagoría de un continente, que hasta hoy, es un complejo enigma. Editor del blog Idiota Inútil, autor de cuentos, poesía, ensayo que defiende la autenticidad y el silencio.