LA EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE AMOR
Por: Mónica Miquel Nieto
Correo electrónico: mmiquelnieto@gmail.com

El AMOR, con mayúsculas, la energía más poderosa del universo, según Einstein.
Einstein es el científico más destacado del siglo XX y era, además, un humanista de pensamiento profundo. Me gustaría compartir con vosotros sus palabras, escritas en la carta que envió a su hija Lieserl:
“Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión del mundo.
Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo. Esta fuerza es el AMOR.
Cuando los científicos buscaban una teoría del universo, olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El AMOR es luz. El AMOR es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El AMOR es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El AMOR revela y desvela. Por AMOR se vive y se muere. El AMOR es Dios, y Dios es AMOR”.
Para mí, el concepto de AMOR ha ido evolucionando con el paso de los años. Mis experiencias vitales, al igual que las vuestras, han podido influir en lo que consideramos AMOR.
De pequeña, el AMOR lo representaban mis PADRES. Mi MADRE, que era la que pasaba la mayor parte del tiempo conmigo, era el centro de mi vida.
Si buscáis el significado de la palabra AMOR, podéis encontrar la siguiente definición:
“Sentimiento afectivo de atracción, unión y afinidad que se experimenta hacia una persona, animal o cosa.”
En cuanto al origen o etimología de la palabra AMOR, encontramos que proviene del castellano antiguo amor, y este, a su vez, del latín amor, derivado del latín amo, a su vez del protoindoeuropeo *am- (“madre, tía”).
Como podéis ver, el concepto de AMOR, está relacionado con la palabra MADRE, algo muy lógico y fácilmente deducible ¡Nada como el AMOR de una MADRE!
Mi ABUELA, que me cuidaba mientras mis padres trabajaban, también fue un pilar fundamental de mi mundo. El AMOR de una abuela es distinto al de una madre. Maravilloso, pero distinto. Mi abuela me mimaba y me consentía mucho más que mi madre ¡Es lo que tienen las abuelas!
Más tarde, aparecieron mis HERMANOS. Ellos también eran dignos representantes del concepto de AMOR, aunque nos peleáramos, a menudo, como suelen hacer todos los hermanos. En el fondo, nos queríamos y todavía nos queremos. La FAMILIA siempre será tu mejor baza, tu gran apoyo, en los momentos buenos y en los malos. Es una suerte poder contar con tu familia.
Los AMIGOS, sobre todo en mi época adolescente, fueron muy importantes. Tuve una MEJOR AMIGA, durante casi toda mi infancia y juventud. Después, la perdí. Todavía, hoy en día, la echo de menos.
—Estimada AMIGA, si estás leyendo esto, quiero que sepas que te añoro y que me gustaría recuperar el contacto contigo. No sé por dónde andas, ni qué habrá sido de tu vida, pero me encantaría saberlo. Te he buscado en redes sociales, pero no he conseguido ninguna pista sobre ti. Tampoco mantengo el contacto con nadie que me pueda ayudar a encontrarte. Una pena. Pero, no me desanimo. Quizás el destino nos depare un reencuentro para poder recuperar el tiempo perdido. Sigo siendo una persona positiva, amiga, tú ya me conoces. En eso, no he cambiado. Estés donde estés, deseo que seas muy feliz. Te lo mereces.
La mayoría de amistades van y vienen. Es difícil encontrar alguna que se mantenga a lo largo del tiempo. Hay amistades de paso, amistades de conveniencia o interesadas, amistades casuales, amistades de viaje, amistades laborales… Las AMISTADES verdaderas, las que perduran y se conservan, se convierten en FAMILIA.
La FAMILIA, no necesariamente tiene que ser de sangre. Hoy en día, existen diversos tipos de familia. Para mí, una FAMILIA es un grupo de personas que se aman. Por descontado, sabes que puedes confiar en ellas, que desean lo mejor para ti, que te ayudarán cuando lo necesites, que te aprecian, que te aman, y tú les amas a ellos.
El AMOR, lo imaginaba como en los cuentos de hadas. Un príncipe azul, perfecto y maravilloso, que te rescata de la rutina y te transporta a un maravilloso paraíso de belleza y AMOR. Eso era, por supuesto, antes de haberlo vivido. Ese AMOR idílico y perfecto que aparece en algunas novelas. El típico AMOR de Disney, que vence al mal y termina en un futuro magnífico, que jamás se ve, pero se supone feliz.
—Y vivieron felices para siempre.
Es curioso, lo de Disney. ¿Os habéis fijado que siempre elimina a las madres de la historia? Así, la chica se encuentra más necesitada de AMOR y lo busca, desesperadamente, en otros lugares. No tiene una MADRE y una FAMILIA que la quiera y que la apoye.
Dejando ya el tema Disney de lado, proseguiré mi relato…
Y así, sin esperarlo siquiera, pero deseando que apareciera, llegó MI PRIMER AMOR. Ese que lo pone todo patas arriba, ese que crees que es lo más fantástico que te ha pasado en la vida, ese que piensas que durará para siempre, como en los cuentos. Pero, obviamente, no duró para siempre. Se convirtió en un drama adolescente, un drama de los que me gustaba leer, tipo “Cumbres borrascosas” o en una de esas películas románticas, donde todo se complica, como, por ejemplo, “El diario de Noah”. Como no podía ser de otro modo, todo terminó en un valle de lágrimas. Éramos demasiado jóvenes, tan inexpertos, tan inocentes, tan dependientes de nuestras familias…
En esa edad, en la que todo se magnifica, sentí como si se fuera a acabar el mundo, como si ya no hubiera posibilidad de encontrar el verdadero AMOR. Perdida ya mi inocencia, decidí superarlo y seguir mi camino. Pasármelo lo mejor posible y disfrutar de mi juventud. Y, eso mismo hice, llegaron otros amores: amores de paso, amores de prueba, amores viajeros, amores becarios. En definitiva, amores, pero en minúsculas. No merece la pena hablar sobre ese tipo de amores, tan solo sirven para adquirir experiencia y ayudarte a aprender de tus errores.
Después de sufrir algunos desengaños amorosos, decidí prescindir del AMOR de pareja. Entonces, curioso el destino, es cuando conocí a mi actual MARIDO.
Una de las cosas que le dije, en una de nuestras primeras conversaciones fue:
—No me interesa salir con nadie ahora ¡Paso de los tíos y de las relaciones serias! (Pensad que soy de los 80 y entonces, eso de “los tíos” estaba muy de moda).
Con él descubrí que el AMOR podía ser maravilloso, aunque no perfecto. Hoy en día, sé que la perfección no existe y, si existiera, seguro que sería muy aburrida. La perfección, ni la quiero, ni la busco. Somos seres imperfectos, cometemos errores. No debemos autoflagelarnos por hacerlo, simplemente aprender de ellos.
Con el matrimonio y la aparición de los HIJOS, el AMOR pasó a ser otra cosa. Mis HIJOS son y serán para siempre el mayor AMOR de mi vida. El AMOR más grande es el AMOR de madre. Ahora entiendo a la mía. Durante mucho tiempo, no lo hice. Recuerdo sus sabias palabras, que pronunciaba durante alguna de nuestras múltiples discusiones, principalmente durante mi período adolescente.
—Cuando seas MADRE, lo entenderás.
Y tenía razón. Ahora lo entiendo. Y yo también se lo digo a mi HIJA, que, al ser adolescente, tampoco me entiende. Es como un ciclo sin fin.
¡Qué cosas que tiene la vida! Ojalá supiéramos todo lo que debemos saber, cuándo debemos saberlo, y no más tarde. Pero, son las experiencias que vivimos las que nos ayudan a madurar, las que nos permiten adquirir sabiduría.
Por otro lado, el AMOR a la NATURALEZA. Cada vez me resulta más necesario el contacto con la naturaleza. La contemplación del entorno natural me da paz y el silencio, me relaja. Ya no disfruto en lugares abarrotados de gente, como cuando era jovencita.
Y, por supuesto, no debemos olvidar el AMOR a la VIDA, ese insuperable milagro divino.
Hoy en día, desde la madurez que me dan los años, considero el AMOR algo mucho mayor, no como una relación de pareja, ni materno-filial. He descubierto que el AMOR es la ENERGÍA que me mueve a mí, la que nos mueve a todos, la que mueve el universo: AMOR a los HIJOS, a los PADRES, a tu PAREJA, a tu FAMILIA, a la MADRE NATURALEZA, A TI MISMO… AMOR, en mayúsculas.
Os deseo, estimados lectores y lectoras, a quienes habéis conseguido llegar hasta aquí, cosa que os agradezco, que siempre tengáis un gran AMOR, que el AMOR sea lo que os mueva, lo que guíe vuestros pasos. Amad y sed amados. Ese es y siempre será el mayor logro de vuestras vidas.
AUTORA: MÓNICA MIQUEL NIETO (BARCELONA – ESPAÑA)
© DERECHOS RESERVADOS AUTORA

Mi nombre es Mónica Miquel Nieto, mujer de 53 años, residente en Barcelona, escritora y poetisa.
Toda mi vida he sido una lectora empedernida, de todo tipo de libros, pero sobre todo de novela histórica, novela fantástica y poesía.
De pequeña gané algunos certámenes literarios y ahí quedó todo. No he dejado de escribir nunca, pero no fue hasta el confinamiento causado por la pandemia de Covid-19, cuando decidí intentar publicar mis obras.
Escribí a algunas editoriales hasta que, finalmente, la Editorial Alvi Books confió en mis posibilidades y se arriesgó a publicar 5 de mis obras. Al ser una persona absolutamente desconocida, es algo que les agradeceré siempre.
Participo en algunos grupos literarios de Facebook y he publicado en algunas revistas (Escritores Rebeldes, Las Alas del Cóndor, CLIVAR, Netrazol Literary Magazine…).
He colaborado con algunos poemas en el canal de meditación de Youtube e Instagram Medita i Respira.
También se han escuchado mis poemas y fragmentos de mis obras en programas radiofónicos, como por ejemplo en La hora de la verdad de TuradioValencia.com, La Enamorada Radio o Radio Alfa Omega de Mexico.
Mi intención es darme a conocer y conseguir lectores para mis obras publicadas. Hay una sexta obra en proyecto.
No dejaré de escribir, porque para mí el hecho de hacerlo, es tanto una necesidad como un placer.