(Nagisa Furukawa, Ushio Okazaki, Tomoya Okazaki) Imagen promocional Kyoto Animation 2007
Si alguien me preguntara sobre el significado de la paternidad, le mostraría el capítulo 16 de Clannad: After Story. Después de numerosas vicisitudes a lo largo de la serie, llega el momento cúspide de la obra. El grupo de amigos que se conoció en la escuela secundaria y formaron parte del club de teatro se ha graduado y han construido una vida a su manera. En vísperas del año nuevo, se reúnen para visitar y dar ánimos a Nagisa, quien está a punto de dar a luz a su primer hijo tras de un enfermizo embarazo, consecuencia de su frágil salud.
Tomoya, esposo y coprotagonista de la serie, sale por un momento y se encuentra con Akio padre de Nagisa, en el derrumbado parque de béisbol donde solían jugar en familia. Ambos observan con nostalgia hasta que Akio dice: “Nada puede permanecer intacto. De eso se trata vivir. Escuché que decidieron dar a luz en el hospital; es más tranquilizante estar en un lugar bien equipado. Caminar, esperar y orar. Es todo lo que podemos hacer».
La escena se corta abruptamente y da un salto en el tiempo en el que Nagisa está en labor de parto. Todos los caminos están cerrados por la tormenta de nieve. Se ven obligados a tener un parto en casa. No hay nada que hacer, ayudan en todo lo que pueden. Nagisa resiste; le dijo a Tomoya que quiere conocer el rostro de su hija. Paños y paños de agua caliente; la partera hace un esfuerzo sobrehumano. Se escucha un llanto pequeño y débil que poco a poco se hace más y más fuerte. Tomoya toma en sus manos a Ushio, su hija, pero antes de verla, la pone en los brazos de su madre. Ella sonríe y dice que está muy feliz, pero que ahora tiene que descansar. Tomoya le dice que todo estará bien. Suelta su mano que se azota y no se vuelve a levantar. Se ha convertido en padre, pero lo ha perdido todo.
«Clannad» es una novela visual que se convirtió en anime en el año 2007 de manos del estudio Kyoto Animation. Los juegos de este estilo están centrados en contar historias combinando elementos de narrativa tradicional con gráficos y música para crear una experiencia inmersiva. Al pasar al formato animado permite centrarnos en la historia que, detrás de una estética “Moe” (diseños adorables y situaciones cómicas) desarrollan temas profundos e interesantes. En esta ocasión, hablaré de Tomoya Okazaki y por qué considero que su arco es un ejemplo perfecto del paso a la madurez hacia una paternidad autoconsciente de su importancia.
Tomoya al principio de la serie, es considerado un desobligado que ve el mundo de color gris. Conoce a Nagisa, quien al hacerlo entrar en su mundo y en sus sueños, le demuestra que el mundo puede ser un lugar maravilloso. Durante la primera mitad de la serie, vemos el desarrollo de su relación romántica y amistades que aparecen. En la segunda parte, se hace hincapié en su vida como familia. Después de la muerte de la madre de Tomoya, Naoyuki su padre fue sustituido por un borracho deprimido que lo dejó crecer a su suerte. Tras el nacimiento de Ushio, se da cuenta de que está justo en el lugar donde su padre comenzó. Su esposa está muerta y el simple hecho de ver el rostro de su hija le atañe una agobiante sensación de culpa. También se vuelve un alcohólico deprimido repitiendo el ciclo. Sin darse cuenta, ha cumplido con el concepto “Comerse al padre» de Freud. Metafóricamente ha superado e internalizado los rasgos positivos y negativos paternos.
Pasan un par de años; Ushio ahora es una niña pequeña que creció al cuidado de sus abuelos y difícilmente convive con su padre. Se las arreglan para obligarlos a tener un viaje solos. Aún no lo entiende, pero no puede detenerse para siempre como lo hizo su padre.
Una de las características intrínsecas de la condición humana es el movimiento, ya sea físico o emocional, es una forma en la que sabemos que seguimos vivos es algo que aprendí de esta serie.
Durante el viaje nota que Ushio comienza a demostrar ser independiente de su padre y abuelos. Aunque él fue anulado, su hija no dejó de crecer.
El último tramo de la serie es la redención de una paternidad tardía de Tomoya. Interioriza y se identifica con los sentimientos que vivió su padre, por lo que logra perdonarlo y lo ayuda en un proceso de rehabilitación. Se va a vivir con su hija y comienza su crianza como Naguisa lo hubiera querido. Caminar, esperar y orar, se dice así mismo. Dándonos un gran ejemplo de lo que se vive cuando nos encontramos ante la incertidumbre que significa la paternidad, llena de errores y segundas oportunidades.
Clannad se convirtió en un clásico instantáneo debido a la frescura y originalidad que aportó al género. Serie que recomiendo disfrutar con una caja de pañuelos y un bote de helado. Si este análisis te gustó, puedes dejar en los comentarios qué otra serie te gustaría ver por aquí. Saludos y muchas gracias al equipo de Escritores Rebeldes por darme el espacio. Hasta la próxima.
Mitch Roselló Osorio – (México). «Antes de la palabra supe que no hablaría hasta que tuviera algo que decir, llevo 30 años escribiendo en silencio sobre las cosas simples y hermosas que el mundo tiene que ofrecer. Poesía, cuentos y helados de vainilla»