Foto: La Carta. Obra de Fernando Botero. Museo Botero de Bogotá. Tomada por: Javier Barrera Lugo. Enero 2024
El género epistolar es uno de los más significativos e interesantes dentro de la literatura universal. Para todos los que tomamos la escritura y la lectura como una pasión, es claro que la “Carta al padre” de Kafka, esa obra en la que el autor checo describe la debilidad que siente ante la presencia de ese progenitor autoritario que tuvo que padecer en silencio, es un portento de comunicación del alma que alberga cuestiones que rebasan la cotidianidad y forman un compendio de conclusiones sociológicas y filosóficas que quedaron plasmadas en unas líneas que jamás fueron entregadas a su destinatario.
La carta, como insumo creativo y medio de expresión, le ha entregado horas doradas a la interacción sentimental del universo. Esa fue la primera de las cinco conclusiones que aparecieron durante una conversación que tuve en medio evento social llevado a cabo a mediados de diciembre de 2023, con mi amiga Claudia Enelia Arboleda Barrios, una ibaguereña inteligente, docente, buena onda, noble, honesta y muy informada, a quien tengo el gusto de conocer hace casi once años.
Todo comenzó con una reminiscencia sobre su padre, quien en alguna ocasión escribió una misiva de perdón a la mamá de Claudia, unas letras que terminaron por conmoverla, le movieron las fibras sensibles; pero por encima de cualquier cosa, le crearon un recuerdo invaluable que se le metió en las fibras lisas de los músculos y en el querer por su padre, el recordado Don Guillermo. Sus ojos nublados por lágrimas agradecidas, fueron la prueba de lo que acababa de contarme.
Tan fuerte fue la revelación compartida, que al vuelo, le propuse una entrevista sencilla en la que abordaríamos la potencia de la carta como herramienta de expresión que ha seducido a gran cantidad de literatos, aunque también a suicidas, amantes, notarios y cobradores de pagarés, a padres e hijos, abuelos filósofos que dejan legados, nietos “calavera” que se quejan por todo, al asesino que confiesa arrepentido su crimen y hasta a extorsionistas que ponen contra la pared a las gentes de bien.
Clau, aceptó y se lo agradezco. A continuación, encuentran sus reflexiones acerca del tema expuesto aquel viernes de diciembre, un rato agradable matizado por el whisky, los canapés de pepino, crema de queso, aceitunas y la generosidad espiritual de ella. Una entrevista en modo ADPOSTAL, que espero, los integrantes de la comunidad de Escritores Rebeldes disfruten y aprecien:
(E.R.) En nuestra última conversación, que considero fue maravillosa, te adentraste en el análisis de una técnica literaria que parece estar siendo olvidada por los mayores y los jóvenes: la epistolar, la carta. Dame tu opinión respecto a esta entrañable forma de arte, ¿qué le aporta a la literatura? ¿A la humanidad como especie y concepto? ¿Por qué crees que es tan poderoso su encanto? ¿Tiene futuro?
(C.A.) Ante todo gracias por este espacio. Estoy emocionada.
Creo que la carta es en esencia la oportunidad de concretar con serenidad, lo que con mensajes rápidos, palabras ligeras y tonos inadecuados expresamos. La carta es el registro y materialización de amores, rencores, frustraciones, esperanzas, ideologías. Una carta bien escrita pone de manifiesto lo más íntimo de los sentimientos y la real magnitud de lo que pensamos y en lo que creemos. También da la ocasión al destinatario, de reflexionar de manera recurrente sobre su contenido; ella permanece.
En cuanto a su aporte a la literatura, pienso que una vez escrita y leída refleja su género – lirico, poético, dramático -, y el estilo particular de quien la escribe. Y por qué no, es el medio para recuperar el buen lenguaje, la gramática, la ortografía elementos que se pasan por alto dada la inmediatez y el afán que hoy imperan. Creo que por ello debería preservarse.
Ojalá recuperáramos el escribir cartas. Nos daríamos el espacio para crear y fortalecer comunicación directa y franca con quienes tenemos afinidades y diferencias; con quienes nos hemos distanciado. Deberíamos aprovechar el blanco del papel para plasmar el color de los sentimientos y retomar el ejercicio de escribir a mano haciéndolas únicas y muy personales.
(E.R.) ¿Cuál es la carta que más te ha conmovido? (Puede ser de la ficción, de una persona cercana o de un autor que hayas leído).
(C.A.) La carta de mi padre a mi madre, reflexionando sobre sus equívocas decisiones.
Las cartas de Oriana Fallaci a Alekos Panagulis, líder de la resistencia griega, que no solo denotan amor y pasión, sino reflexión política e ideología.
(E.R.) ¿La carta que nunca se debió enviar? (Puede ser de la ficción, tuya, de una persona cercana, de un autor que conozcas o hayas leído).
(C.A.) Todas deberían tener una legítima razón para ser escritas y enviadas.
(E.R.) ¿A quién le escribirías una carta hoy, Clau? ¿Qué le dirías?
(C.A.) A mi padre. Le diría lo similares que fuimos. Le reclamaría con serenidad y palabras justas, su ausencia. Le pediría perdón por mi extremo radicalismo hacia sus realidades. A mi padre. Le diría lo similares que fuimos. Le reclamaría con serenidad y palabras justas, su ausencia. Le pediría perdón por mi extremo radicalismo hacia sus realidades.
(E.R.) El coronel no tuvo quién le escribiera la bendita carta que le confirmara el beneficio de una pensión merecida. A Santiago Nassar, no le llegó la nota, que algún habitante preocupado del pueblo coló bajo la puerta de su casa, en la que le advertía que los gemelos Vicario lo buscaban para matarlo por desflorar a su hermana Ángela, antes del matrimonio, mancillando así el honor familiar. Las cartas que Forrest Gump, le escribió a Jenny, y que le devolvieron intactas cuando se estaba recuperando en un hospital militar por un balazo que le dio el viet cong en un glúteo…
¿Es una tragedia que en la vida alguien no haya tenido la suerte de recibir una carta o que alguien hubiese hecho una carta que otro decidió no leer?
(C.A.) Definitivamente. Se pierde la íntima oportunidad de reflexionar; de reconocer en el otro su valentía de hacernos pensar en él y en nosotros mismos; de ser empáticos con las realidades del otro…
(E.R.) Cambio de tercio: eres una coleccionista compulsiva de traducciones de la novela del gran Gabo, “Cien años de soledad,” en mi concepto, la obra narrativa más importante escrita por un americano. ¿Cuéntanos como inició tu colección? ¿Por qué te dio por esas? ¿Por qué amas la novela? ¿En qué idiomas tienes el libro y en cuántos te falta?
(C.A.) Empezaré por responderte por qué amo “Cien años de soledad”: Por esa capacidad de hacernos creer que nuestra realidad puede ser única y mágica pero recalcarnos que está nutrida por la historia de muchos, de sus amores, desamores, aciertos y errores. Que nuestros mismos nombres representan unos universos únicos; Remedios La Bella es un ejemplo de cómo su nombre encierra su vida, su maravillosa y mágica muerte.
Tengo a “Cien años de soledad” escrita en portugués, alemán, turco, ruso y chino. Me falta como en 31 idiomas (risas).
La afición surgió de la curiosidad por saber cómo se traduce a otros idiomas términos y expresiones macondianas. Es una tarea difícil.
(E.R.) ¿Cuáles son tus tres autores favoritos?
(C.A.) Gabo, por supuesto. Benedetti y Antonio Machado.
(E.R.) Cuéntanos acerca de lo que escribes. ¿Nos compartes un fragmento?
(C.A.) Escribo pequeños textos, he ensayado escribir poesía. A mi hermana Andrea le escribí unos cuentos infantiles, que lamentablemente perdí. Y por supuesto cartas.
N.R. : Al final de la entrevista dejamos el aporte de Claudia: “Poemas adolescentes.”
(E.R.) Recomiéndanos tres libros.
(C.A.)
· Toda la obra de Gabo.
· Muerte de un presidente, de William Manchester, un extenso reportaje alrededor del asesinato de John Kennedy.
· Un hombre, de Oriana Fallaci; un libro complejo que reseña la historia de las luchas personales y colectivas de sus protagonistas.
(E.R.) Eres parte de la comunidad palpitante llamada Escritores Rebeldes: envíale, por favor, un saludo a todos los amigos, que, como nosotros, creemos en el poder de la palabra, la pasión por interactuar y la nobleza de apoyar los escritos de los demás.
(C.A.) Me atrevo a decir que palabra escrita por nada será reemplazada pero creo que estamos desconociéndola y desfigurándola. Los saludo y convoco a que preservemos el idioma, tejamos relaciones alrededor de la palabra bien escrita y bien intencionada. Atrevámonos a mostrar esos escritos que hasta hoy tachamos de muy personales. Leámonos los unos a los otros … todo lo podemos hacer mediante “Escritores Rebeldes”. Gracias.
POEMAS ADOLESCENTES – 1996 (fragmento) – Claudia Enelia Arboleda Barrios
Qué tristeza.
¡Te amo!
No quiero amarte.
No debo amarte.
Tengo que olvidarte.
Debo olvidarte.
¡Qué tristeza!
Cada vez me acerco más a ti…
¿Qué pasará la próxima vez?
¿No será solo un beso?
¿Habrá un sí definitivo para ti
Y un cambio rotundo para mi?
Temo a tus respuestas y a las mías…
No tengo afán de olvidarte
No tengo miedo de aferrarme nuevamente a ti
No tengo angustia de pregonar mi amor por ti
Pero tengo
Afán,
Miedo,
Angustia
De amarte,
Adorarte,
Venerarte
AUTOR: JAVIER BARRERA LUGO (COLOMBIA)
© DERECHOS RESERVADOS AUTOR (A)
Les Invitamos a leer – La Carta Siempre Será Tu Alma En Caracteres (Segunda Parte)
Javier Barrera Lugo, nació en Bogotá (Colombia). Editor General de Escritores Rebeldes. Siempre buscando el final de la línea del horizonte que forma la mar océana. Escribidor de oficio y corazón, admirador de los cronistas de indias que describieron a través de letras la fantasmagoría de un continente, que hasta hoy, es un complejo enigma. Editor del blog Idiota Inútil, autor de cuentos, poesía, ensayo que defiende la autenticidad y el silencio.
Qué esperanzador saber que se crean comunidades como está
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[…] creces. Su entrevista fue un éxito de consultas, lecturas e interacciones. (Para consultarla, Haga Clic Aquí) Pero los lectores nos pidieron, casi nos exigieron, una ampliación de cartas o extractos de las […]